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Amor al arte de Tània Juste. 

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por Vanessa Díez Tarí

Cuando iba a decidir qué estudiar mi madre se empeñó en que no fuera Bellas Artes. Desde pequeña siempre decía que quería escribir y pintar cuando respondía a aquel repiqueteante sonete de ¿qué quieres ser de mayor?, ante la mirada de desconcierto tras mi sincera respuesta, ya era tan avispada que rápidamente decía o peluquera también. Y ya el adulto quedaba más conforme. Así todo lo que me hace ser lo he aprendido de forma autodidacta la mayor parte del tiempo, sin reglas de tiempo y forma. Era tan grande el miedo de mi madre. Se había comido tanto miedo en esa casa. Los artistas siempre se mueren de hambre. Y mi madre temerosa de mi desgracia luchó para que eso no sucediera, que me procurarse el pan de mi sustento. Aún viendo que no tenía una hija normal, siempre supo que era artista, intentó que los demás no se dieran cuenta para protegerme y procurar que la vida no doliera. Lo que ella, pobre mía, no podía saber es que el dolor que tuviera que enfrentar era inevitable y que ni ella podría pasarlo en mi lugar. Tan sólo los propios demonios vinieron al encuentro a librar batalla. Y mi forma de dejarlos salir siempre ha sido un trazo, un verso, quizá una historia.

Nuestra pintora en “Amor al arte” de Tània Juste se enfrenta a muchas de estas cuestiones. El miedo materno a que la hija se vaya ante una beca conseguida. Descubrir París y la vida de los pintores de la época abre a Valeria todo un mundo vetado a los mortales. Y además al transcurrir en 1910 tiene mucho más mérito que una mujer se atreva a vivir su arte en libertad, pues sabía que su honra y buen nombre iba en ello. Pero Valeria viene de una casa donde la han criado dos mujeres, su madre y su tía, que con todo el miedo y pesar finalmente la apoyan, Valeria terminará reconociendo que si hubiera tenido en casa un progenitor posiblemente le habría cortado las alas. ¿Y cuando no se ha cortado las alas a la mujer?, ya sean hijas o esposas. Pero obtener reconocimiento como creadora no ha sido fácil en esta sociedad. Así nuestra pintora será una mujer con temperamento que luchará ante la adversidad para abrirse camino con su arte y volverá a París para vivir la vida que ella desea en libertad sin importar nada más. Vivirá de su obra y para su arte. La mujer artista ha estado obligada a elegir y ha sido cuestionada, ser esposa y madre y ¿artista? y si es sólo artista por su vida indecorosa e indecente. 

Olivia será el otro personaje femenino que ofrecerá el contrapeso. El presente se establece en 1970 con una chica terminando la universidad y con su vida llena de preguntas. La investigación sobre la pintora será la fuerza determinante en muchas ocasiones. Nos daremos cuenta que se abren ante nosotros cuestiones que las mujeres deben enfrentar independientemente de la época, ya sea el amor, el sexo, la libertad, la maternidad … El amor libre no es un invento reciente y el ahí te quedas ha existido siempre. Tan sólo mujeres fuertes se han atrevido a no vivir una vida convencional según su época. Porque siempre se las ha llevado entre lenguas en cualquier momento, incluso ya bien entrado el siglo XX, ser artista y mujer era ser mujer fácil, también era una forma de amedrentar a las hijas con talento.

La mujer creadora, ya sea pintora, escritora o actriz, ha podido desarrollarse ante un padre abierto de miras o en muchos casos artista también, amparando a la hija y dejándola crecer. Así fue con Emilia Pardo Bazán que gracias a su padre, convencido sobre los derechos de la mujer, tuvo la mejor educación posible, sembrando su amor por la literatura y dándole los idiomas que harían de ella una mujer que con sus viajes vería las carencias de la época defendiendo los derechos de la mujer. Fue muy criticada por su obra y por su vida, una mujer separada y madre que se atrevía a frecuentar el mundo literario que era ámbito masculino. Emilia tuvo que enfrentarse a las convenciones de la época y a un marido para llegar a ser la que hoy conocemos como le sucede al personaje de Valeria.

Veremos crecer al joven personaje de Olivia y convertirse en una mujer que toma sus decisiones y enfrenta la vida sacando su propio proyecto adelante. Será la vida de la pintora Valeria Sans, la gran enseñanza del camino a seguir. El apoyo paternal en esta novela lo encontramos en el abuelo de Olivia, anticuario de profesión, que apoyará los proyectos de su nieta dejándola volar.

Al final la autora Tània Juste que con “Amor al arte” ha ganado el premio Prudenci Bertrana nos reconoce que el personaje de la pintora es creado por ella, que sí existieron muchas artistas en la época que llevaron ese tipo de vida, aunque muchas hayan sido borradas de la historia, pero sí nombra muchos de los artistas del París de aquellos años desde Picasso a Gertrude Stein para hacernos ver el ambiente de locura creativa que se bebía y vivía. Si eres de novela histórica no te decepcionará.

Amor al arte
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