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Cuarteto de Soledad Puértolas. 

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por J. Luis Romero González

Siempre me cayó bien Soledad Puértolas. Por varios motivos y no sólo literarios.

Soledad es el nombre que las mujeres de mi familia arrastran – registradas- desde mi tatarabuela a mi sobrina nieta. Es de suponer que hubo más remotas. Siete, sin contar las que lo han llevado en línea no directa.

Soledad es de mi «quinta». Aunque ni ella por su condición femenina ni yo por mi situación familiar hemos «servido a la Patria» . Y el año de nuestro nacimiento, 1947, fue de buena cosecha (salvo para Cádiz por un polvorín militar que estalló y para Manolete por un toro de nombre Islero en Linares )

Y lo más importante, porque leo a Soledad desde el Premio Planeta de 1989, su novela «Queda la noche». Quizás los viajes de Aurora, su protagonista, reflejen – en parte – los de la autora a lugares tan diversos y distantes como lo son Trondheim (Noruega) y California. En los dos vivió. Junto a su esposo, el pintor Leopoldo Pita.

Soledad (ay! ese nombre!) ganó el Premio Anagrama al año siguiente del Planeta, con «La vida oculta» e ingresó en la Real Academia Española en enero de 2010.

De Soledad leo sus artículos en El País. Y en relación con nuestra afición lectora le anoté la siguiente reflexión:
«Con frecuencia se comparan los libros con los hijos. Sea o no verdad, los hijos crecen y los libros se quedan».

«Cuarteto«, publicado en el presente noviembre del 2021 por Anagrama editorial, es un tetracuento. Cuatro historias que les une que sus títulos están enunciados en latín. (Soy de Ciencias pero me gusta dicha lengua muerta). Y alrededor de dicha frase (por ejemplo, «horror vacui» ) se desarrolla la historia narrativa.

En el primero, bajo el nombre referido, una princesa padece una extraña enfermedad de conducta que nadie sabe curar. Un día se le ocurre algo insólito : salir de su palacio y conocer a su pueblo. Propio de su padecer porque las princesas sanas no hacen eso. (Hubo unos párrafos que me llevaron a Cien años de soledad. Con personas que aparecen décadas después de su partida, con una tribu de familiares, y dispuestas a quedarse en un lugar como si su ausencia hubiera sido de pocos días).

«Ceteris paribus» va de docente particular – también tuve que impartirlas- que termina no siendo sólo de los niños de la mansión sino de la vecindad. Mujer enigmática, apareciendo y desapareciendo «como el Guadiana» y… siendo buscada con continúa pasión

Un salón de té, en Palermo, es el escenario de los encuentros entre la joven emprendedora que lo ha instalado, en la época no estaba bien visto que las mujeres entrasen solas en un establecimiento público, y una señora cliente que desaparece misteriosamente… «Festina lente» se desarrolla en el sur de Italia.

Por último, «Noli me tangere», como en el cuadro de Correggio plasmando la escena de Jesús resucitado y María de Magdala, un médico tiene que ir a ver a su esposa, destacada científica en un remoto lugar del Norte. Al llegar, después de miles de kilómetros…

Con las ausencias, el amor y los reencuentros, el paso del tiempo y los secretos,… Se construyen estos profundos relatos que denotan la madurez literaria de su autora.

De Soledad

Cuarteto de Soledad Puértolas
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