Travesti (Baudoin) de Mircea Cartarescu.
por José Luis Romero León.
Soy un ávido lector de Cartarescu, en general. Desde que lo descubrí hace unos años mediante un cuento corto, “El Ruletista” en concreto, sabía que se iría convirtiendo en unos de mis escritores favoritos al menos por unos años. Porque así sucede, se van turnando entre ellos o ellas. Van creciendo contigo, los vas seleccionando, desechando y otras, como quien busca a un amigo que llevas tiempo sin saber de él , lo recuperas por unos días. Aunque ya nunca será lo mismo, al menos, será diferente. Voy al lío, que no está bien empezar una reseña hablando sobre los gustos de uno mismo.
«Travestí» es una adaptación de la ya conocida obra de Cartarescu «Lulu». Una adaptación a novela gráfica donde la transformación a dibujo le sienta de forma exquisita a un texto tan onírico (como casi todos en el autor) y le da otros prismas, otras vidas. Un protagonista aún joven, que sueña con otras vidas, con escribir lo que él llama una Gran Obra, quizá la Gran Obra de su vida. Otro protagonista, menos joven, ya adulto. Que también sueña y lubrica con conseguir sus metas, pero su meta es enrevesada, como todas las que implican a otras personas. Su meta es Lulu ( nombre de la novela cambiada aquí en este proceso renovador). Ambos Victor, uno con 34 años, otro con 17. Ambos en Bucarest buscándose entre recuerdos. Uno joven sabiendo que su Gran Obra quizá nunca llegue: otro adulto, ya sabiendo de antemano que toda obra que se precise tiene que partir de los recovecos de la mente. Y de las marcas que Lulu le hizo aquel verano, y que desde ese momento hace que lo odie tanto como lo desee.
Imágenes, sueños, presentes y pasados, no sé si futuros se van mezclando formando un conjunto de viñetas que con maestría quiere hacernos ver como funcionan las obsesiones que nos quedan por cumplir. Porque eso es esencia Lulú (perdón, Travesti) miradas al exterior, a nuestro interior; ellos, los otros, nosotros; un joven y un adulto; la linealidad con los saltos temporales…una dualidad que a veces hace que no sepas (ni falta que hace) dónde ha empezado esto, dónde acabará. Ni que desear o despreciar sean contrincantes, sean opuestos.
Si aún no has tenido la suerte de adentrarte en este autor te recomendamos acercarte de manera cauta, de manera pausada. Adéntrate en alguno de sus relatos, quizá Nostalgia. Acostúmbrate a ese mundo tan dual, tan onírico, lleno de recuerdos y obsesiones. Y una vez cruzada esa puerta, entra sin miedo, pero con la misma cautela a sus obras más extensas. Ya solo te quedará preocuparte por si sabrás salir.