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Grito nocturno de Borja González. 

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por Ana Olivares

«En el silencio de la noche».

Tenemos el placer de presentaros una novela gráfica estilo punk, con tintes melancólicos a la par que contemporáneos; que, entremezclados con la base de la historia, nos ofrecen una obra hermosa y certera capaz de recordarnos los valores más esenciales de nuestra existencia, siempre marcada por el horror del mundo estipulado.

Grito nocturno es la segunda entrega de esta prometedora saga, en la que Teresa, invoca a un demonio otaku aficionada al manga que permanece en un libro antiguo. De repente aparece Laura, que nada tiene que ver con la entidad fantástica que cualquiera imaginaríamos; se trata de una “genia” que necesita concederle un deseo a Teresa para ser libre y poder viajar a Japón; sin embargo, Teresa no sabe lo que quiere, algo bastante frustrante para la criatura con forma de mujer, que decidirá quedarse con ella hasta que sea capaz de formular su deseo. Entre medias está la joven skater Matilda, ávida por encontrar amigas parecidas a ella, con ganas de agradar a Teresa quien se muestra altiva y distante a pesar de ser de las pocas personas que regentan su tienda especializada en libros de ocultismo. Entre ellas se forjará una especie de camaradería que determinará los acontecimientos de la trama. Aunque la introversión de Teresa chocará de lleno con la extroversión de Matilde y Laura, más afines en cuanto a carácter.

Es un relato triste, ya que el eco de la desaparición de Cristina resuena a lo largo de la historia como un fantasma reminiscente en el recuerdo. Imagino que es una de las protagonistas de la primera entrega, The Black Holes, que también os invito a descubrir.

Cada una de las viñetas está repleta de detalles que pueden pasar inadvertidos en una primera lectura, por lo que os recomiendo echarle un ojo a cada una con detenimiento, ya que no sólo nos muestra la historia, sino que nos regala muchas referencias culturales; además de esconder ciertas claves para comprender mejor la trama y el universo en el que Borja González nos sumerge sin esfuerzo. Los miedos, la soledad y esas ganas de comprender la propia existencia marcada por un anhelo que persigue a nuestra protagonista; quien sabe que el mundo no es el refugio que necesitamos y donde la amistad puede estar sobrevalorada, o no.

He de reconocer que el final me ha descolocado, del todo inesperado pero muy adecuado para la atmosfera casi onírica que mantiene la obra desde el principio. De hecho, lo importante aquí es el individuo, los deseos ocultos de Teresa junto a sus secretos y los sentimientos más íntimos que le empujan a tomar decisiones que determinarán su papel en esta macabra pero hermosa novela gráfica. En este sentido, debemos reconocer la belleza en cada una de las ilustraciones que nos permiten adentrarnos de lleno en esa atmosfera de incertidumbre casi melancólica, que arranca más de un grito sordo o suspiro romántico con un contraste muy punk y esa monotonía azul que nos regala esa ciudad de noche.

¿Seremos capaces de recomponer ese rompecabezas oculto que nos sugiere su autor? La pista está en el fanzine que Teresa no quiere publicar. Lo consigamos o no, lo importante aquí es el disfrute de una historia llena de belleza y verdad, sumergida en cierto aire de misterio y fantasía que deleitará a cualquier amante del comic.

Grito nocturno de Borja González
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