La presidenta de Alícia Giménez Bartlett.
por Javier Velasco Martín
Tras verse involucrada en varios casos de corrupción, la presidenta de la Comunidad Valenciana, Vita Castellá, aparece muerta en la habitación de un lujoso hotel de Madrid un día antes de prestar declaración ante el Tribunal Supremo.
Bajo esta premisa entran en escena las hermanas Miralles, Marta y Berta, dos peculiares inspectoras novatas recién salidas de la Academia y con un expediente sobresaliente a las que se les encomienda como primer caso averiguar lo que ocurrió con Vita.
Con la época dorada de la corrupción del PP en la Comunidad Valenciana de fondo, las hermanas Miralles comienzan su primer caso con ganas y motivación, las cuales irán perdiendo a medida que van investigando y se van dando cuenta de que, más allá de no tener ayuda de ninguno de sus compañeros, la misión de ellos es la de que no salgan a la luz todas las irregularidades que se esconde en el partido y que no les interesa a las altas esferas políticas que se hagan públicas.
Tras encontrarse con el cuerpo de Vita aquella noche en el hotel, su jefe de comunicación y amigo, Salvador Bahía, con necesidad de descubrir la verdad y dispuesto a ayudar a las personas que se encargasen del tema, entabla una relación de cooperación y amistad con las hermanas Miralles. Junto a ellas, Salvador descubrirá ciertas cosas que jamás le hubiese gustado saber.
‘Trabajando en condiciones precarias, sin ayudas, sin poder utilizar los servicios normales de cualquier policía…’
Ante todo esto, sus compañeros de profesión intentarán de todas las maneras posibles que las hermanas no lleguen el final del caso. Sin embargo, ante ellas se abrirá un doble camino y tendrán que decidir por cual optar: si dejar el caso tras ver que es imposible obtener ayuda más que la suya propia y la de Salvador Bahía o seguir luchando por su cuenta para saber lo que ocurrió en el partido verdaderamente y, sobre todo, si la muerte de Vita ocurrió de manera natural como quieren hacer creer a todo el mundo o hubo alguien que la mató directamente.
Conforme vas avanzando con el libro, vas descubriendo junto con Berta y Marta los entresijos de un partido que quieren que no se sepa la verdad, un partido donde reina la corrupción, amparado por un cuerpo de policía infectado de política y con prácticas poco ortodoxas.
Marta y Berta van tirando del hilo y de pruebas y, aunque nadie apostaba por ellas debido a su inexperiencia y juventud, van poco a poco descifrando y descubriendo un caso que nada deja al azar, en el que todo está conectado y en la que predominan unos personajes ansiosos de poder, dinero, reconocimiento y que harían cualquier cosa para permanecer en el secretismo y anonimato.
El hecho de poner a dos protagonistas femeninas al caso, y más siendo hermanas, me resulta novedoso y un acierto, ya que, conforme vamos viendo su progreso dentro del caso al que acaban de ser designadas, iremos descubriendo asimismo cómo es realmente la relación entre ambas. Ante esto, se nos abre todo un abanico de oportunidades para poder ser testigos de la evolución tanto personal como profesional de ellas para casos futuros.
Por no mencionar el ya de por sí poder de atracción que nos genera una novela en la que su autora ha escogido un caso real y lo ha llevado a la ficción. Si bien desde primera hora Alicia Giménez quiere dejar claro que, aunque algunos elementos de la novela se basen en la realidad, el resto es pura ficción de invención e imaginación propia. Me parece un acierto total ya que por todos es conocido el famoso caso de la ex alcaldesa de Valencia, su famoso collar de perlas y su trágico y poco aclarado fin hace varios años.
Honestamente espero que Alicia Giménez siga contando entre sus futuras novelas con Berta y Marta y poder se testigos directos de la evolución ambas.
¡Larga vida a las hermanas Miralles!