Ojo de gato – Margaret Atwood.
por Lara Vesga
La infancia no siempre es esa época feliz y llena de inocencia a la que muchos desearían volver. Y los niños tampoco son siempre esos seres dulces, puros e intrínsecamente bondadosos. Para más de una persona los primeros años de vida son un territorio hostil y despiadado cuyas secuelas solo el paso del tiempo mitiga, pero al que es inevitable regresar, de vez en cuando, mediante los recuerdos.
La de Elaine Risley fue una infancia dura, marcada a fuego por la amistad destructiva que mantenía con sus amigas Cordelia, Grace y Carol. Acostumbrada a una vida silvestre y nómada fomentada por sus excéntricos padres y hermano y habituada a relacionarse y jugar solo con chicos, Elaine se aferra a sus nuevas amistades femeninas como a un clavo ardiendo, aunque estas se dediquen a humillarla la mayor parte del tiempo.
Ya siendo adulta y convertida en una pintora de cierto renombre, Elaine rememora aquellos años al regresar, por motivos laborales, a Toronto, el escenario de su niñez y adolescencia.
Margaret Atwood (Ottawa, 1939), se propone no blanquear la infancia y mostrarla con toda su crudeza en Ojo de gato, una novela con sutiles pinceladas autobiográficas que habla del bullying y de los perversos juegos de poder entre un grupo de niñas, y sus repercusiones una vez que todas ellas son adultas.
Rompiendo el estereotipo angelical de la infancia, Atwood pone de manifiesto que las niñas solo son monas para los adultos, pero para los demás niños son un igual, alguien a quien simplemente se acepta o se rechaza.
Con un talento excepcional para viajar al pasado e irlo rellenando con recuerdos, imágenes, sensaciones y olores, la autora de El cuento de la criada nos transporta a nuestros primeros años de existencia mediante un relato perturbador, aunque no exento de momentos tiernos y hasta de ciertos destellos de humor. Mediante el hallazgo de una canica ojo de gato, podremos volver a ser aquellos niños que luchaban desesperadamente por ganarse su lugar en el grupo.
Esta nueva traducción llevada a cabo por la editorial Salamandra permite revivir una de las novelas más emblemáticas de Margaret Atwood, cuya primera edición en castellano tuvo lugar hace ya veintidós años. Por aquel entonces la autora desmintió que se tratara de una autobiografía, aunque sí que reconoció que el relato versaba sobre un tiempo y un lugar muy conocidos por ella: Toronto a mediados del siglo XX.