Cenicienta liberada de Rebecca Solnit con ilustraciones de Arthur Rackham.
por Vanessa Díez Tarí
Aún recuerdo aquella edición de cuentos de Perrault con ilustraciones que tuve de niña. Aquel primer contacto con aquellas historias ancestrales. Un eco de lo que había quedado de ellas y las ilustraciones reforzaban esos retales destacados que a ojos de una niña pasaban desapercibidos. En ese momento te dejabas embaucar por el vivo color de las ilustraciones, sus diferentes tonos de la paleta de rosados, el vestido de la protagonista, o los sapos y culebras que salían de boca de las malvadas, el dorado del cuerpo del rey Midas, o poder admirar un final feliz que no podías ver en casa. Pero no te cuestionabas por qué había tanto rosa, por qué se casan siempre las protagonistas de los cuentos y si es necesario un príncipe o no para salir adelante en la vida. Estas dudas van apareciendo mucho más tarde. Y la lástima es que los cuentos originales no eran los sucedáneos en los que se convirtieron más tarde.
Los cuentos provienen de la tradición oral y siempre fueron una enseñanza sobre la vida. Y en más de una ocasión una advertencia sobre los peligros en los que los niños podían caer si abandonaban el calor del hogar, si investigáis podréis encontrar cuentos antiguos truculentos y sangrientos. La sociedad actual intenta proteger a la infancia de un modo irreal sin dar herramientas para gestionar emociones y aprender a defenderse en la vida. Así los jóvenes y adultos se verán desprotegidos e indefensos. Algo que las antiguas historias evitaban a base de golpes de realidad, porque siempre han existido secuestradores y asesinos de niños, padres malvados, matrimonios llenos de mal vivir, hijos infelices que pasan hambre y seguirán existiendo por mucho que queramos mirar a otro lado.
«La Cenicienta» es un cuento muy antiguo. Existe una edición de 1892 de Marian Roalfe Cox que recoge trescientas cuarenta y cinco versiones de aquel relato sobre una niña abandonada que consigue volver a estar bien. La autora de esta versión es Rebecca Solnit. Escritora e historiadora. Pero en nuestro país lo último que han llegado son sus ensayos sobre feminismo como «Los hombres me explican cosas» o «La madre de todas las preguntas», ambos en la editorial Capitán Swing. Cuando llegué a sus libros recuerdo una entrevista que le hizo la actriz Emma Watson y aquella respuesta suya tan reveladora. ¿Cómo escribe tanto? Sin marido ni hijos que se interpongan en tu productividad. Y pensé que debía llegar a ella. Es importante que una mente tan clara e inteligente siembre su semilla para la libertad de las generaciones futuras.
«Cenicienta liberada» (Lumen) fue escrita para la sobrina de Rebecca Solnit, todas tenemos a alguien aunque no seamos madres a quien deseamos alentar en su senda y ella lo hizo a través de su mejor baza, la escritura. Así eligió las preciosas ilustraciones centenarias de Arthur Rackham que fueron creadas para la versión del cuento de C. S. Evans, publicada en 1919. Siluetas sinuosas y mágicas. Ha seleccionado las más adecuadas, claro está. Además las degustamos en azul y negro sobre blanco, nunca rosado. Aquí las mujeres no visten de rosa, ni se casan, deciden su propio camino y son libres. Además de tener un especial cuidado en el buen trato a los animales de esta historia, quienes también deciden su futuro. Incluso las hermanastras deciden por sí mismas, abandonando la lucha enfermiza entre mujeres de todos los tiempos, que no lleva a ninguna parte. Hasta el príncipe decide.
Solnit crea un canto a la libertad y al propio camino. Para que los jóvenes, ellos y ellas, decidan por sí mismos. Porque en la vida encontrarán adversidad pero si ha sido elegido se enfrentará con fuerza y si el destino ha sido trazado y cortadas las alas la derrota ya se encontrará en el corazón y el alma se podrirá a cada paso.