Feria de Ana Iris Simón
por Gemma Juan Giner
Mis abuelos paternos murieron cuando yo era pequeña, por lo que no pude disfrutarlos tanto como yo hubiera querido. A pesar de que puedo decir que mi padre tenía pueblo y ahí es donde íbamos a ver a mis abuelos, no tengo esa sensación de “pueblo”. Sí recuerdo a mi abuelo sentado en el sofá frente a la chimenea, con su pelo blanco. O a mi abuela, siempre tan activa y con la casa de llena de gatos y gallinas.
Pero cuando se habla de pueblo, y de recuerdos de niñez, me viene a la mente el pueblo de mi mejor amiga de la infancia. Deseaba que fuera verano, para que mis padres me llevaran a pasar unos días allí con ella. Eso sí era pueblo. Eso sí eran tradiciones. Eso sí era disfrutar de la vida.
Ahora, tengo 35 años, no tengo y no quiero hijos, y me acabo de comprar una casa de campo en un pueblo de 1000 habitantes, porque sí, me gusta la vida en el campo, aunque tenga que hacer bastantes km para llegar al trabajo.
Os preguntaréis porqué empiezo esta reseña exponiendo esto. No sé si habréis oído hablar del libro Feria, una novela que ha conseguido que muchos políticos lean y se interesen por la literatura. Este debate político ha conseguido que Feria, el primer libro de la periodista Ana Iris Simón, vaya por la 15ª edición. ¿Ha contado solo sus vivencias en el libro o detrás hay toda una intención de generar debate?
Reconozco que a pesar de todo este ruido que ha provocado, “Feria” ha sido otro libro que he descubierto en el Club de Lectura. Lo mismo que con la autora. Nunca había oído hablar de ella.
Concretamente, Feria es un conjunto de anécdotas y reflexiones íntimas articuladas en torno a las experiencias personales de la autora. Yo, personalmente, no he conseguido tener feeling con ella. Desde el principio no me enganchó, ya que por alguna razón esperaba un hilo narrativo, una cronología, una línea de tiempo. Pero sí sé que esta historia ha conectado con muchísima gente, entre ellos, mis compañeros del club de lectura.
Cuando presentamos este libro como próxima lectura en el club, se habló del gran debate que ha suscitado, con posiciones muy confrontadas, debido a los temas que se tratan en el libro: clases sociales, liberalismo economismo, la falta de expectativas para los jóvenes, el concepto de familia, la nueva masculinidad y el feminismo, o la vuelta al mundo rural como panacea.
El que este libro haya dado en la diana de crítica y público tiene más que ver con la oportunidad del tema y el perfil de sus destinatarios potenciales que con su calidad literaria o su originalidad. No es que no tenga ni lo uno ni lo otro, pero ciertamente está escrito con oficio y su autora es capaz de aportar reflexiones novedosas sobre temas manifiestamente trillados. Quizás su éxito radica esencialmente en apelar a la nostalgia por un tiempo que a la generación de los que ahora rondan los 40 años, se le representa con una pátina de autenticidad que puede ser más o menos engañosa pero que desde luego resulta efectiva como reclamo emocional.
No sé el motivo por el cual Feria se ha utilizado por muchos columnistas de “extremo centro”, pero realmente, este libro son únicamente las vivencias infantiles de Ana Iris Simón, sus emociones y memorias escritas durante una pandemia que a todos nos hizo parar y reflexionar, porque en esos momentos muchos nos cuestionamos ciertas cosas.
Lo que está claro es que Feria ha abierto debates, y eso significa que todavía la literatura nos conmueve, nos turba, nos apasiona, nos saca de los espacios de confort. Ahora bien, a veces las novelas que generan debates lo hacen porque captan un problema compartido por el grueso de la sociedad y ofrecen una guía para resolver simbólicamente ese problema de forma ordenada, sin poner en cuestión la causa que lo produce. Creo que Feria capta muy bien el malestar de esa juventud sin futuro que no puede estabilizarse, pero la solución de volver al pueblo (a la tradición, la crianza, la costumbre) puede ser una forma de desplazar el problema y puede no ser compartida por parte de esa generación.
Y personalmente, no entiendo que este libro haya provocado tal debate, llegando a la política nacional. Por eso mismo, me pregunto: ¿Quién decide estas cosas?, ¿por qué este libro y no otro? He leído muchos libros que sí merecían debate político y social y no lo han tenido, ¿por qué?, ¿estaba ya decidido que este libro crearía este debate?
En definitiva, Feria ofrece un retrato cargado de nostalgia, de lamento por un mundo perdido, y que no tiene que ver solo con la idealización de la infancia sino también con la nostalgia por un modo de vida que ya no existe: el de los feriantes que viajan de pueblo en pueblo con sus puestos y espectáculos, y en general el de la vida rural, familiar y tradicional.
Yo nunca tuve pueblo cuando era niña e igual, por eso, adoro tanto esa vida ahora.
Y vosotros, ¿qué pensáis del debate que ha generado este libro?, ¿lo merece?