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Felicidad conyugal de León Tolstoi

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por Rubén J. Olivares

Felicidad conyugal de León Tolstói

Felicidad conyugal de León Tolstói

Lo primero que me sorprendió al leer esta novela corta fue que estaba narrada desde un punto de vista femenino y que la misma narradora se llamara igual que la hija del zar Alejandro II de Rusia: Marya Aleksandrovna, algo que de por sí ya anunciaba que la historia iba a ser interesante. Lo segundo que me llamó la atención es lo mucho que ha cambiado el carácter y el papel de la mujer desde la época de Tolstói hasta la actualidad, pues la protagonista vive en una pequeña burbuja de cristal, dedicada a cultivar su belleza, soñar con el amor y disfrutar de las conversaciones triviales que tiene con sus amigas más cercanas. Estamos ante una novela reflejo de la sociedad y del papel que la mujer tenía destinado en la sociedad del s. XIX

La historia de La felicidad conyugal comienza en una solitaria casa de campo en algún lugar de Rusia, uno de los escenarios favoritos de Tolstói. En ella conocemos la vida de nuestra protagonista y confidente, Masha, una joven de diecisiete años que, tras la muerte de su madre vive recluida en esta casa junto a su hermana menor y su institutriz, encargada de velar por su educación. A lo largo de la novela seremos testigos de la historia de Masha a través de los dos grandes periodos cruciales de su vida, que conforman el despertar a la madurez de la misma. Al inicio de la novela Masha presenta el carácter que cualquier adolescente puede tener: anhela vivir nuevas emociones, sueña con escapar hacia la gran ciudad y disfrutar de la ajetreada vida social que imagina en la misma y se siente reprimida y constreñida por su tranquila vida en el campo. Sin embargo, esta anodina rutina se verá sacudida cuando conozca al amigo de su difunto padre, Sergey Mikhaylych, un hombre de mediana edad. La presencia y la compañía de Sergey sacuden sus sueños adolescentes: de vivir una vida carente de emociones pasa a disfrutar de una animada vida social en el San Petersburgo imperial. Tras su boda, los meses transcurre entre la felicidad del matrimonio y la rutina de una vida dedicada a gestionar el hogar de ambos. Pero ésta tranquila vida conyugal pronto muta en hastío y despierta en ella el deseo de vivir nuevas emociones. Es entonces cuando nos adentramos en la segunda etapa de la novela y de su vida, en la que su matrimonio comienza a desquebrajarse y el amor que parecía tan intenso en un inicio, empieza a desvanecerse.

En esta novela breve se condensan alguno de los temas más comunes de Tolstói, como es la felicidad. ¿Qué es para Masha la felicidad? Al principio de la novela esta se concentra en la figura de Sergey. Cuando conoce la vida social de San Petersburgo, se embriaga de las atenciones y adulaciones que despierta su belleza y juventud, lo que le dota de una efímera fama de la que no desea dejar de disfrutar, algo en lo que acaba concentrándose la felicidad de Masha. Pero esta nueva felicidad acarrea problemas que Masha no consigue gestionar cuando los celos de su marido emergen. Tras abandonar la sociedad de San Petersburgo, desilusionada y con un matrimonio fallido, se sumerge en una sensación de abatimiento y miseria, tratando de recuperar su antigua felicidad en vano.

Tolstói nos muestra que carece de sentido lamentarse por aquello que hemos perdido, que es inútil tratar de resucitar un amor y una felicidad que han dejado de existir. La vida cambia y con ella las personas que hemos conocido. Una vez que éstas han abandonado nuestras vidas, es inútil tratar de recuperarlas y volver al estado inicial que alguna vez tuvimos. Llorar por aquello que ya no tenemos carece de sentido. Al mismo tiempo llegamos a la conclusión de que la felicidad, como la alegría, es algo momentáneo de lo que no siempre disfrutaremos, por lo que conviene vivirlas con la intensidad que nos ofrece el momento. El mensaje de Tolstoi es simple pero profundo: la felicidad es una sensación en continua evolución, recordar lo que nos parece un pasado idílico es una tendencia muy humana, pero llorar por lo que perdimos no nos devolverá la felicidad que anhelamos, por lo que debemos tratar de encontrar nuevas vías para ser felices. Podemos pasarnos la vida lamentándonos por aquello que hemos perdido o bien podemos hacer el esfuerzo de avanzar y continuar con nuestra vida, tratando de ser felices con lo que el futuro nos depare. La elección es nuestra, pero de ella depende nuestra felicidad.

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