El corsario de Xus González
por Lara Vesga
Dice la contraportada de «El corsario» que estamos ante una novela muy oscura y 99% real. Si es así, desde luego queda claro que la realidad supera a la ficción, algo que debe saber de primerísima mano su autor Xus González (Terrassa, 1978), quien ingresó en el cuerpo de Mossos d’Esquadra en 2004 y es desde 2006 agente de investigación avanzada en la División de Investigación Criminal, especializado en asaltos violentos en domicilios, a causa, en gran parte, del robo de droga entre mafias.
Tras Un trabajo limpio, el escritor continúa la serie protagonizada por la mossa d’esquadra Silvia Mercado con una segunda novela plagada de asaltos violentos y negocios turbios, diseccionando con maestría un complejo paisaje criminal que Xus González respira día a día y que consigue traspasar a las páginas del libro, haciendo que el relato desborde autenticidad.
En «El corsario» parece que todo gira alrededor de Karim Hassani, una especie de Hulk atiborrado de esteroides extremadamente violento que se mueve por todos los negocios turbios de la zona metropolitana al sur de Barcelona. Hassani no es solo una pesadilla para los defensores de la ley, también es el azote de sus rivales en el competitivo mundo del narcotráfico. Él y su banda están expandiendo su imperio y no parece que haya nadie capaz de ponerles límites hasta que aparece en escena un pez que podría ser más grande.
Por su parte, Silvia Mercado deberá elegir entre acatar las órdenes de sus superiores o seguir su instinto y creer en la inocencia de un criminal que tiene todas las papeletas para acabar en la cárcel una buena temporada. Por si esto no fuera suficiente, de fondo encontraremos estafadores sin escrúpulos, abogados especializados en defender a mafiosos y grupos ultras con intereses en el ocio nocturno.
Xus González estruja el trabajo policial que conoce como nadie y lo vuelca en esta novela de lectura endiablada que consigue aislarte completamente del mundo exterior. Acción trepidante, escenas que consiguen poner los pelos de punta y un cúmulo de giros inesperados, narrados desde una prosa corta que va al grano y no anda con rodeos, hacen que la experiencia leyendo «El corsario» sea de alto voltaje y súper entretenida.