El tropiezo del tiempo de Eduardo Álvarez Tuñón
por Rubén J. Olivares
Decía Óscar Wilde, quien tantas verdades nos legó, que la vida imita al arte y no al revés. Una de esas paradojas que contienen más verdad de lo que a primera vista parece. Obviamente todo escritor tiende a imitar la realidad que le rodea, a reflejar en sus obras la vida o al menos tratan de hacerlo. En esta línea difusa entre el arte que trata de reflejar la realidad se mueve Eduardo Álvarez Tuñón en su último libro, en el que refleja su talento como uno de los grandes cuentistas argentinos actuales, quien traza historias verosímiles por la humanidad de sus personajes y la credibilidad de sus historias, escritas todas ellas con un lenguaje poético y emocional, marca del escritor que lo distingue de otros narradores contemporáneos.
Los cuentos que componen “El tropiezo del tiempo”, publicados por la editorial Libros del Zorzal, guardan un eco de oralidad, de narratividad propia de un cuentacuentos que, sentado sobre un cómodo sillón junto a la chimenea, deleita al resto de comensales con una de sus historias. A lo largo de los mismos exploramos temas como la complejidad del tiempo, la fragilidad de la memoria, la inevitabilidad del destino y la memoria a lo largo de los años, al tiempo que tocamos temas transversales como el amor, la muerte, la amistad y la necesidad de refugiarnos en el otro para consolidarnos como seres humanos. Todos estos relatos comparten un mismo hilo conductor: son pequeños retratos de nostalgia, fotografías de un tiempo que murió y al que nos aferramos para revivir tiempos que consideramos más felices, aunque en todos ellos domina el destino, una fuerza omnipresente que moldea las decisiones de sus protagonistas y marca el rumbo de sus vidas.
Los siete relatos que componen este libro son variados en cuanto a su temática y ambientación, aunque todos ellos comparten una profunda humanidad y una mirada aguda hacia la condición humana. En estos relatos hay espacio para el amor, la pérdida, la esperanza, la tragedia pero también para la redención, historias narradas con un ritmo ágil y una tensión subliminal que mantienen la atención del lector desde el inicio de la misma.
Así, el relato con el que se abre este libro “La suerte y la noche”, narra el peculiar encuentro que se desarrolla entre un joven redactor argentino migrado hasta Cataluña y un anciano empeñado en vivir sus últimos días con máxima intensidad, de quien acabará siendo su cuidador ante la falta de otras oportunidades laborales. Entre ambos se desarrollará una estrecha amistad que se consolidará a medida que el joven acceda a hacer realidad las aventuras del anciano, quien se dedica a salir de noche a vagabundear por diferentes locales de apuestas y juegos de póker clandestinos por una noctámbula Barcelona.
En otro de los relatos, “La venganza del músico” se nos muestra el peculiar poder de un violinista para sabotear los planes de los invasores nazis en la Francia ocupada. Mediante sutiles variaciones que desafinan las obras de Brahms o Schubert interpretadas ante los generales nazis, consigue subvertir la capacidad de concentración de éstos, llevando al traste sus planes de invasión del resto de Europa, o al menos así lo cree él a medida que el régimen nazi se desmorona junto a sus intencionadas mal interpretaciones.
Tuñón es un maestro de la narrativa oral trasladada a la prosa, como muestra en otro de sus relatos “Disfraces” en el que, a través de una prosa sencilla y sensible, nos cuenta la historia de tres chicos que quedan atrapados por la violencia de la Guerra Civil Española en un momento en el que la vida te pide amor, aventuras y pasión lo que los llevará a un trágico desenlace que el lector deberá averiguar.
En “Historia real” se nos hace partícipes de un inverosímil relato que bien a bien pudo ser cierto, como es la visita del príncipe Eduardo de Inglaterra a Argentina, quien de la mano del peor alumno del Colegio Militar vivirá una sórdida aventura a través de los barrios más lúgubres y populares de los barrios del Bajo de Buenos Aires.
El relato que da nombre a este libro “El tropiezo del tiempo” es una muestra de la cadencia y la apuesta por un estilo simple del autor a la hora de narrar sus historias. En esta historia, un grupo de inmigrantes, de los tantos que acudieron a Argentina, ven como el amor se materializa por un inesperado “tropiezo temporal”, consolidando la relación de una pareja “atemporal” de amantes que consolidarán su vida en aquel nuevo país, dando lugar a una genealogía de músicos.
En el relato de “La música de mi madre” Tuñón parece rememorar parte de su infancia como hijo de una maestra. En el mismo, el hijo de la maestra de un colegio da sus primeras señales de convertirse en un futuro narrador a través de las historias que cuenta a sus amigos, inventando una truculenta historia sobre un asesino cobijado por el colegio que merecerá la reprimenda de parte de algunos alarmados padres y la sincera admiración de su madre al escuchar su relato.
Cierra el libro la historia “El regreso en abril”, otra de las historias más personales del libro, en el que podemos entrever el eco de la voz de Tuñón al recordar con nostalgia y cierta tristeza la incapacidad de un hijo para recordar la voz de su padre, historia a través de la cual reconstruimos el recuerdo que de éste guarda su hijo.
Los relatos de “El tropiezo del tiempo” están escritos con una elegante prosa, precisa, a través de la cual Tuñón teje un entramado de historias que se deslizan y desdibujan entre las fronteras de la realidad y la fantasía. Lo cotidiano se transforma en extraordinario, los personajes se convierte en espejos que devuelven al lector los anhelos y frustraciones que padecen, transportando al lector a cada escenario de la historia que se nos narra gracias a sus vívidas y evocadoras descripciones psicológicas y físicas.
Un libro que continúa la tradición narrativa de otros grandes escritores y narradores de historias argentinos como Julio Cortázar, Jorge Luis Borges o Adolfo Bioy Casares, ideal para lectores que aprecian la narrativa de calidad, las historias bien contadas y los personajes complejos.