La perra de Pilar Quintana
por Lara Vesga
La perra es sucinta desde el título hasta las 132 páginas del interior de sus solapas. Pero es sucinta a la manera de una bomba, que cae y en apenas unos segundos revienta todo a su alrededor.
La historia gira alrededor de una perra llamada Chirli, el mismo nombre que Damaris, una mujer de cuarenta años, le hubiera puesto a la hija que nunca tuvo. Junto con Rogelio, su pareja, lo intentó todo para ser madre: potingues, brebajes, curanderos… Pero nada sirvió, y Damaris arrastra un profundo sentimiento de dolor y soledad por la maternidad truncada.
Hasta que ve la luz cuando una vecina le ofrece una perra recién nacida de una camada cuyos cachorros está intentando colocar entre los escasos residentes del pueblo abandonado de casas destartaladas situado en la costa colombiana en el que viven. Damaris consigue llenar su vacío maternal sacando adelante a la cachorra como si de su propia hija se tratara. La alimenta, la cuida y la protege, aunque ello le cueste enfrentarse con su marido, quien trata a base de golpes a los otros perros de la familia.
Pero al igual que los humanos, los perros también crecen y necesitan su libertad. Y un día Chirli, acostumbrada a estar suelta, desaparece en la selva dejando a Damaris desolada. Y en esa búsqueda de la perra, los fantasmas de la soledad, de su imposibilidad de tener hijos, del abandono de su propia madre y de la dramática muerte de su mejor amigo de la infancia, vuelven más poderosos que nunca.
Pilar Quintana (Cali, Colombia, 1972) firma una novela corta brutal y estremecedora que mantiene al lector en una incómoda tensión desde el principio hasta el final. La perra te atrapa, te muerde y te obliga a reflexionar sobre la maternidad, la culpa, los deseos incumplidos, los dolores regurgitados y el derrumbe de las ilusiones, llevándonos a un mundo, quizá no tan lejano, donde la violencia, la envidia, la desconfianza y el rencor andan al acecho.