La última casa de Arantxa Urretabizkaia
por Lara Vesga
Puede parecer en ocasiones que en el imaginario colectivo tienen más prensa las historias de las primeras veces: el primer beso, el primer amor, el primer trabajo… pero que no se habla tanto del valor de las últimas. Arantxa Urretabizkaia (Donostia, 1947) se atreve a construir la casa por el tejado para narrar un relato sobre el tramo final del camino de una mujer con una vida nada común.
La protagonista de La última casa vive centrada en el empeño de encontrar la que será su última morada. Obsesionada con este objetivo, su día a día transcurre entre pensamientos y planes de lo que hará una vez que consiga su refugio. Así, instalada mentalmente en el futuro e ignorando un presente que no reúne las condiciones que quiere para sus últimos años, va pergeñando un plan que incluye disfraces, pelucas y falsificadores. Y por si todo ello no fuera suficiente, en su camino también se cruzarán vecinos vigilantes y un cadáver salido no se sabe de dónde.
A través de una prosa brillante, un enfoque súper original y, por momentos, con tintes de thriller o novela negra, la escritora donostiarra nos habla de una vejez alejada de los clichés y que se reivindica como un momento dulce de la vida. Y es que la protagonista de la novela “prefiere pensar que le quedan años y años por delante, que su fin no está próximo, que la última etapa de su vida puede ser larga y feliz y que en esa última fase puede conseguir lo que hasta ahora le ha faltado”.
«La última casa», que recibió el Premio Euskadi de Literatura en euskera en 2023 y que ha cosechado una gran acogida por parte de crítica y público en su idioma original, es también el grito desesperado de una mujer por encontrar, al fin en la ancianidad, su lugar en el mundo, simbolizado por un hogar construido a capricho y capaz de reunir todo aquello que anheló durante su niñez, su juventud y su madurez.