Las Chicas de Manhattan de Gill Paul
por Gemma Juan
“Algunos hombres se sienten muy ineptos cuando están con mujeres inteligentes”.
“Las Chicas de Manhattan” es una novela brillante y ambiciosa que muestra las vivencias de cuatro mujeres viviendo en Manhattan en los años 20, mostrando cómo, con su gran potencial, desafiaban las leyes en un mundo dominado por hombres.
Qué importante es la amistad y qué papel tan necesario tienen las amistades, tanto para los buenos como para los malos momentos. “Las Chicas de Manhattan” refleja, precisamente, la amistad tan fiel entre estas cuatro amigas, totalmente diferentes entre sí.
La autora ha conseguido retratar, a la perfección, el Manhattan de los años 20, con esos tugurios clandestinos, los problemas maritales, la soltería… porque es importante destacar el momento histórico elegido para encauzar la trama. La época de la Ley Seca en 1920, Nueva York, en la que se prohibió vender bebidas alcohólicas en los Estados Unidos entre 1920 y 1933. Esta ley, que para algunos fue positiva porque disminuyó el consumo de alcohol, para otros provocó que más gente bebieras alcohol, pero de manera clandestina, creándose establecimientos ilegales donde se seguía consumiendo alcohol, aumentando el contrabando ilegal en el mercado negro y un aumento de precios. Además, se crearon verdaderas mafias que eran perseguidas por los Agentes de Prohibición, que intentaban luchar contra ello.
Las cuatro protagonistas son personajes reales. Ellas son:
Dotty Parker: escritora de cuentos, poeta y guionista.
Jane Grant: periodista, primera mujer reportera de The New York Times y creadora de la famosa revista The New Yorker junto a su marido.
Winifred Lenihan: actriz de origen irlandés que cosechó un gran éxito en Broadway e interpretó Juana de Arco.
Peggy Leech: historiadora y escritora de novelas. Ella es la inteligente del grupo, todo un cerebrito que valora la amistad por encima de todo. Y debo reconocer, que es mi preferida de las cuatro.
Las cuatro deciden montar su propio club de Bridge los sábados por la noche, después de que sus respectivas parejas y amigos formen uno por su cuenta en el que rechazan la compañía de las mujeres. Así es como inician su amistad, viviendo momentos tristes y traumáticos alternados con días más felices. Juntas comparten experiencias, se consuelan y se apoyan en los contratiempos. Pero su mayor reto será mantener a su querida amiga Dotty a salvo de sí misma.
Y como no, también ha habido un personaje que me ha parecido odioso directamente y que no entiendo cómo podían considerarle “amigo”, porque con amigos así, quién quiere enemigos. Me refiero al crítico teatral Alec Wookcott. Sus comentarios y sus actos, dejan mucho que desear.
Leer esta novela ha sido una auténtica delicia, no solo porque las cuatro protagonistas finalmente consiguen grandes cosas en su vida, sino por cómo nos lo cuenta la autora, mostrando un relato vívido de los desafíos de las chicas por forjarse una carrera e intentar conseguir una relación de respeto mutuo con la Ley Seca como telón de fondo.
Me ha resultado una lectura sencilla, que fluye muy bien y que refleja fielmente una época tocando diferentes temas, ese machismo del que todavía queda mucho en nuestro día a día, el alcoholismo, el juego, las agresiones sexuales, el suicidio… y también es muy interesante el minucioso Epílogo histórico que aparece tras los agradecimientos, donde la autora nos ofrece más detalles sobre cómo construyó esta historia.
Solo hay cosa que me descolocó un poco. Y es que, al llegar al último capítulo, me dio la sensación de que la autora tenía ganas de terminar, porque de repente todo se precipita en unas pocas páginas y consigue dejar al lector con muchas ganas de más, un ritmo que nada tiene que ver con el ritmo pausado que ofrece durante toda la novela. Realmente hubiese seguido leyendo acerca de las vidas de estas cuatro fantásticas mujeres. Una historia llena de amistad, amor, superación y determinación que recomendaría a todos los amantes de la ficción histórica y las historias de empoderamiento femenino.