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Perder el juicio de Ariana Harwicz

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por Elena Cruzado

Perder el jucio de Ariana Harwicz

Perder el jucio de Ariana Harwicz

¿Hasta dónde serías capaz de llegar por proteger tu bien más preciado? ¿Puede el bien llegar a justificar un acto criminal? En “Perder el juicio”, Ariana Hawicz siembra la semilla de la duda con estas dos preguntas, latentes a lo largo de las ciento treinta y tres páginas que conforman la novela.

“Perder el juicio” cuenta la historia de una mujer que ha perdido la custodia de sus hijos y que, inmersa en la desesperación, decide secuestrarlos con la esperanza de empezar una vida nueva junto a ellos. Estamos ante el relato de una mujer que pierde el juicio tras perder un juicio. Como veis, el título no puede ser más acertado.

Ariana Harwicz nos abre la puerta a la mente de Lisa, protagonista y narradora de la obra, para meternos de lleno en su huida hacia una vida mejor. Escrita en primera persona, la narración alterna las acciones y pensamientos de Lisa en el presente con varias pinceladas del pasado que pretenden justificar el porqué de sus actos.

La voz de Lisa es impecable. Se puede sentir su miedo, su frustración, su desesperación y su esperanza, incluso en los actos más impulsivos y cuestionables. Si bien es cierto que al principio las decisiones de la protagonista pueden generar cierta discrepancia, a medida que avanza la lectura Harwicz consigue darle la vuelta a la tortilla para hacernos empatizar con su sufrimiento y desear que su periplo llegue a buen puerto. 

Sin embargo, a pesar de la buena construcción de los personajes y de la capacidad de la autora de llevarnos hacia donde ella quiere, la disposición de los pensamientos de la protagonista y los diálogos con el resto de personajes resulta un poco confusa. En algunas partes los diálogos se presentan como si se tratara del extracto de una obra teatral, mientras que en otras están entremezclados con las reflexiones de la protagonista y las acciones que se desarrollan. Esto da lugar a una mezcolanza un tanto enrevesada que, por otra parte, es un claro reflejo de la personalidad caótica de Lisa.

“Perder el juicio” es, en esencia, un viaje a los instintos más primitivos del ser humano, donde la moralidad queda relegada a un segundo plano y en el que el bien y el mal están tan difuminados que al llegar a la última página no sabes muy bien si has leído la historia de una mujer que ha perdido el juicio o que lo ha ganado.