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Tía buena. Una investigación filosófica de Alberto Olmos

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por Rubén J. Olivares

Tía buena. Una investigación filosófica de Alberto Olmos

Tía buena. Una investigación filosófica de Alberto Olmos

En ocasiones las mejores ideas suelen surgir a raíz de los peores momentos, de las crisis personales que sacuden como un terremoto la estabilidad vital y personal que disfrutábamos hasta ese momento. Todos hemos sufrido alguna de estas bofetadas que la vida te da con la mano abierta cuando menos lo esperas – si es que es posible esperar este tipo de golpes -; esto es lo que le ocurrió a Alberto Olmos antes de escribir este ensayo. Tras padecer una crisis personal motivada por su divorcio, el autor se ha preguntado por qué las mujeres ejercen la atracción que ejercen sobre los hombres a los que les gustan las mujeres. Este ensayo no pretende dar una respuesta definitiva a esta cuestión, sino ofrecernos algunas pinceladas que el autor ha ido descubriendo a lo largo del proceso de elaboración del libro. ¿Por qué la atracción entre hombres y mujeres parece tan desigual? Tras un exhaustivo ejercicio de documentación en el que no han faltado innumerables consultas y entrevistas con diversas mujeres, entre ellas algunas que podríamos calificar como “tías-buenas” y otras que no acaban de encajar en esta categoría, tras leer multitud de ensayos sobre este tema – porque, seamos sinceros, aunque el concepto de “tía buena” puede ser reciente, la atracción masculina hacia el género femenino nos acompaña desde la aparición de la especie humana -, meditar largo y tendido e indagar en múltiples fuentes, el escritor y columnista Alberto Olmos plasmó en este ensayo sus conclusiones.

Debo advertir que quien espere de este ensayo un sesudo análisis científico, filosófico o sociológico o antropológico sobre el tema tratado errará en sus expectativas. Y sin embargo si guarda un poco de todos estos enfoques, pero no bajo el tono academicista que podría esperarse de un ensayo formal. “Tía buena. Una investigación filosófica” es una reflexión personalísima elaborada con mucho humor, repleta de anécdotas personales y observaciones mordaces que se entremezclan con sesudas reflexiones derivadas del trabajo de documentación del autor y su propia experiencia en el mundo de las “tías buenas”, pues como todo investigador social sabe, la mejor manera de obtener información es el trabajo de campo que, en el caso de Olmos, se centró en la entrevista a diferentes mujeres, algunas, clasificadas como “tías buenas” y otras no, pero de las que Olmos parece haber obtenido la perspectiva femenina que este ensayo necesitaba, abordando sin tapujos la manera actual que la sociedad tiene de abordar y entender la sexualidad y el amor. Si al lector le parece que las ideas plasmas en este ensayo sobre la sexualidad, la sensualidad, el erotismo, el amor y las relaciones interpersonales sexo-afectivas entre hombres-mujeres resultan demasiado crudas, directas y en ocasiones impersonales, motivadas por intereses superficiales, centrados en lo crematístico – la búsqueda femenina del hombre rico y poderoso – o conspicuos – la conquista de la tía buena como símbolo de poder ante el resto de hombres -, quizás debería meditar sobre las relaciones personales y la búsqueda de pareja de nuestra sociedad actual, tan impersonalizada y fría como las aplicaciones de ligue y búsqueda de pareja que abundan en la actualidad. Olmos nos presenta en su ensayo una realidad sobre las relaciones sexo-afectivas entre hombres y mujeres que quizás no queremos admitir, pues nos gustan soñar con la idea del amor romántico, pero tras finalizar la lectura de este ensayo descubrimos que “el rey está desnudo” y alguien tenía que gritarlo. Y quien mejor para esta tarea que un escritor como Olmos, repleto de una fina ironía y un humor mordaz, para mostrarnos, argumento tras argumento y reflexión tras reflexión que, en el fondo, y pese a siglos de cultura y avances tecnológicos tan sorprendentes como la exploración del Universo o la capacidad de desentrañar las complejidades de la materia, en el fondo seguimos siendo animales subyugados al control de nuestros instintos dictados por la biología. Y es que, como Olmos expone en su libro, la mirada masculina, aunque pueda estar modelada por la cultura y los valores sociales patriarcales que la dominan, no dejaría de ser el reflejo de un impulso biológico masculino en búsqueda de la belleza femenina, así, sin más, del deseo por encontrar a las mujeres más bellas que pueda haber cerca de él, de atender a un impulso biológico de la búsqueda de las candidatas más adecuadas biológicamente para la reproducción a fin de iniciar el cortejo hacia éstas. Vaya, nada que la naturaleza no perpetúe constantemente con otras especies, con la salvedad de la complejidad social y cultural que como especie nos hemos dado.

¡Ojo! Olmos no defiende un derecho masculino a observar a la mujer, a cosificarla bajo la mirada masculina, a perpetuar el ideal femenino de belleza y explotarlo en aras de satisfacer las fantasías o deseos eróticos de éstos, sino que trata de explicar desde una perspectiva racional porque los hombres nos sentimos atraídos por las mujeres, especialmente cuando estas cumplen con el ideal de belleza dominante en la sociedad y porqué éstas – aunque no todas – explotan este capital erótico, esta necesidad de observar del hombre al cuerpo femenino, qué se esconden tras esta explosión femenina de mujeres que se exhiben sin pudor en redes sociales o que abiertamente explotan su erótica y sexualidad en redes para adultos y porqué los hombres nos sentimos atraídos hacia esta pulsión por mirar y deleitarse con el cuerpo femenino.

En realidad, el ensayo de Olmos es más un estudio de la mirada masculina sobre la belleza femenina. Una reflexión sobre esta tendencia masculina a fijar los ojos en el cuerpo femenino que a menudo, sin ser conscientes de ello, nos hace analizar constantemente el cuerpo femenino de cualquier mujer que encontremos en la vía pública. Algunos de los puntos más interesantes de este ensayo se centran en la aparente contradicción que emerge entre las corrientes femeninas que abogan por explotar la belleza y el erotismo femenino, por rentabilizar el cuerpo femenino y el deseo masculino hacia éste como un medio de obtener un rédito social y económico, una especia de derecho de las “tías buenas” a explotar su cuerpo, un movimiento feminista de chicas guapas que defienden su derecho a ser guapas, a emplear todas las herramientas que poseen para ser atractivas y aprovechar las oportunidades que se les presentan en contraste con las ideas dominantes dentro de otras corrientes del feminismo que consideran estas acciones como una capitulación a las imposiciones patriarcales y machistas de la sociedad, que abogan por abandonar estas posiciones al considerarlas perpetuadoras del sistema patriarcal.

En cualquier caso, el ensayo de Olmos resulta intelectualmente estimulante, lleno de punzantes reflexiones que servidor no se había planteado y que invitan al lector a pensarlas dos veces, repleto de un humor mordaz e irónico que guarda profundos análisis sobre las relaciones personales entre hombres y mujeres. “Tía buena. Una investigación filosófica” es una obra divertida, atrevida y refrescante dentro del género del ensayo que sin embargo esconde un trasfondo melancólico y triste.

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