Tres maneras de decir adiós de Clara Obligado
por Lara Vesga
De cómo despedirnos de lo que perdemos y de cómo enfrentar el dolor y darle un sentido a la ausencia habla «Tres maneras de decir adiós«. Después del éxito de sus dos ensayos «Una casa lejos de casa» y «Todo lo que crece», la autora argentina Clara Obligado, que desde 1976 vive en España y que de hecho dirigió los primeros talleres de Escritura Creativa que se organizaron en este país, firma un libro de ficción redondo en forma y fondo que está compuesto por tres cuentos largos y autónomos pero encadenados entre sí.
Estas tres maneras de decir adiós pertenecen a tres momentos de un mismo linaje familiar de mujeres atravesadas por la pérdida y la tristeza, pero también por la esperanza y el hallazgo. Emma, Fernanda y Adina son las tres protagonistas de un libro que habla sobre los diversos espacios y épocas que les tocó vivir, sobre el paso del tiempo, sobre el inevitable ciclo de la vida y sobre cómo una acepta, a través de la continuidad de sus hijos y sobre todo de sus nietos, la desaparición propia.
Todos hemos perdido a alguien importante, así que es sencillo conectar con un relato que nos envuelve en un espacio común de dolor, de incomprensión y de tristeza mitigados por los rituales domésticos y por una vida que avanza sin parar y en la que los muertos sobreviven en la memoria. No se huye en estos tres cuentos del dolor, más bien se le enfrenta cara a cara, se le intenta dar sentido y, también, se intenta ver la luz al final del túnel.
Un extracto del libro:
«Yo, agitando la mano, sin levantar la vista. Estaba escribiendo y no te besé. Un viaje más. Solo uno. ¿Por qué no te besé por última vez? ¿Por qué no te retuve? Con qué pocas cosas te marchaste, pero me dejaste sin nada.»
Qué difícil es despedirse y qué complicado resulta encajar la ausencia. Con unas conmovedoras y profundas reflexiones, «Tres maneras de decir adiós» es un bello tríptico que teje la red de una despedida que toma como punto de referencia la época de las Olimpiadas de Barcelona y viaja hacia el pasado y hacia el futuro, hacia la infancia y hacia la vejez, hacia el amor juvenil y hacia el amor maduro, hacia el nacimiento y hacia la muerte.