El pez sigue flotando de Dolores Medio
por Lara Vesga
Reconozco que no conocía a Dolores Medio hasta la lectura de este libro rescatado en un acto de justicia por Amarillo Editorial. No es que nunca hubiese leído nada suyo, es que directamente no me sonaba la autora. Sí que conozco y he leído a escritoras coetáneas como Josefina Aldecoa, Carmen Martín Gaite y Carmen Laforet. Y resulta que al igual que ésta última, Dolores Medio también ganó el Premio Nadal, en 1952, además de ser una auténtica superventas en su tiempo. Pero con el paso de los años fue cayendo en un olvido que a día de hoy hacen de ella una narradora bastante desconocida.
Como es mejor tarde que nunca, me alegro de haberla conocido. Pero cómo me hubiera gustado leerla mucho antes, tras haber disfrutado de la lectura de «El pez sigue flotando», novela social publicada en 1959 y nunca desde entonces hasta ahora reeditada. En este libro, la escritora asturiana nos traslada a una comunidad de vecinos del Madrid de los años cincuenta. A través de las vidas de una serie de personajes de clase media que conviven pero que en realidad no se conocen, asistimos a una crítica sutil y velada al inmovilismo y censura de los años de la dictadura franquista.
Fresca y original, la estructura de «El pez sigue flotando» refleja la incomunicación reinante en la época mediante unos personajes que se expresan más a través de monólogos interiores que de diálogos. En esta novela los pensamientos pesan más que las palabras, pensamientos que no por íntimos son del todo libres, pues incluso hasta ellos llegaba también la autocensura tan interiorizada en la época.
En la obra de Dolores Medio hay, entre otros, un portero de finca que anhela un ascenso laboral, una modista que se siente condenada a la soltería, un mercero, una pareja que quiere y a la vez no quiere tener descendencia, una bailarina y una escritora que trabaja, vive sola, fuma, se acuesta con un hombre con el que no está casada y cuya única compañía es un pez que sirve como título para la obra.
Narrada con sencillez pero con una calidad deslumbrante, esta novela social, política y atemporal invita a asomarse al alféizar de una ventana cualquiera de este vecindario para asistir a la sociedad mediocre y patriarcal de los años cincuenta desde el interesante punto de vista de una escritora que pese a todo supo mantenerse a flote y cuyas obras espero que sigan reeditándose.