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Gracias de Pablo Katchadjian

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por Rubén J. Olivares

Gracias de Pablo Katchadjian

Gracias de Pablo Katchadjian

La literatura contemporánea argentina cuenta con pocos autores tan originales y desafiantes como Pablo Katchadjian, quien, en su novela “Gracias”, nos entrega un artefacto literario tan desconcertante como hipnótico. Publicada por la Editorial Sexto Piso, esta obra no solo desafía las expectativas narrativas, sino que invita al lector a un ejercicio activo de interpretación, donde lo absurdo y lo poético conviven en un equilibrio precario, pero fascinante.

El punto de partida de “Gracias” es, como suele suceder en la obra de Katchadjian, peculiar y desconcertante. La trama sigue a un narrador sin nombre en un mundo tan surreal como íntimo, un esclavo que desembarca junto a otros esclavos en una isla indeterminada en un tiempo no definido. El narrador de la historia ha viajado junto a otros esclavos hacinado en una jaula, siendo de los primeros en ser adquiridos por un misterioso hombre quien lo adquiere para ser parte de sus sirvientes en su castillo. Aníbal, el señor del castillo situado en lo alto de la colina que cerca el puerto, obligará al protagonista anónimo a realizar una serie de tareas denigrantes orientadas a propósitos delirantes. No obstante, ante los abusos que ejerce contra las esclavas del castillo, sumado a las denigrantes tareas que le obligan a ejecutar, empujarán al protagonista a asesinar al señor del castillo y convertirse en el nuevo amo y señor del mismo. Esto sólo es el punto de partida de esta historia en la que la trama irá embrollándose a medida que avanzamos por la misma, como sucede en todas las historias de Katchadjian. Lo que podría haber sido una aventura fantástica en manos de otro autor se convierte aquí en un laboratorio de posibilidades narrativas, donde las reglas del relato clásico son constantemente desmanteladas. La trama de “Gracias” es deliberadamente extravagante y aparentemente absurda. Está poblada de personajes extravagantes y situaciones surrealistas que parecen seguir reglas propias, fuera de las normas tradicionales de la narrativa. Esto genera una sensación de desconcierto y juego constante con el lector.

No obstante, uno de los grandes logros del autor en esta novela es su capacidad para crear un lenguaje que parece estar en perpetuo estado de emergencia. Las frases, cuidadosamente construidas, contienen un ritmo que evoca lo oral y lo lírico, como si cada palabra fuera tan necesaria como arbitraria. La repetición, la acumulación y la contradicción son herramientas que Katchadjian utiliza con maestría para desafiar la lógica tradicional y crear nuevas conexiones en la mente del lector. Katchadjian emplea un lenguaje claro y directo, que contrasta con la complejidad y extrañeza de los eventos narrados. Esto refuerza el carácter cómico y absurdo del relato, al presentar situaciones inverosímiles de forma casi cotidiana. La prosa de Katchadjian es ágil, con una acumulación de detalles y episodios que pueden parecer desconectados o gratuitos, pero que construyen una atmósfera única. Este ritmo frenético contribuye a la sensación de caos controlado que caracteriza el libro. Pero sin duda lo mejor es el humor que domina toda la trama de “Gracias”. Katchadjian crea situaciones y diálogos que desafían la lógica, bordeando el nonsense, pero siempre con un trasfondo reflexivo. Los juegos conceptuales están presentes tanto en los personajes como en las dinámicas que los vinculan, cuestionando constantemente las reglas narrativas tradicionales.

Aunque el libro es breve, su estilo abierto y su estructura libre permiten múltiples lecturas. Katchadjian no ofrece respuestas claras ni un camino lineal, dejando espacio para que el lector participe activamente en el significado del texto. Ello convierte a “Gracias” en una novela no apta para lectores que busquen certezas o finales redondos. Es un libro que pide ser leído con paciencia, con la mente abierta a lo imprevisible, y que recompensa con una sensación de extrañamiento tan enriquecedora como incómoda. En un panorama literario donde la narrativa convencional domina el mercado, la propuesta de Katchadjian es un soplo de aire fresco, un recordatorio de que la literatura sigue siendo un territorio de riesgo, experimentación y descubrimiento.

Para quienes disfrutamos de autores como César Aira, Enrique Vila-Matas o Georges Perec es inevitable acabar leyendo las obras de Katchadjian, aunque cualquier lector dispuesto a dejarse llevar por un texto que cuestiona las convenciones de la narrativa y explora los límites del lenguaje con humor y profundidad quedará atrapado por la lectura de “Gracias”.

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