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Vida propia: un adiós a Pau Donés

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por Sandro Maciá

Enmudece Jarabe de Palo

Vuelve a teñirse de negro la blanca hoja sobre la que tecleo unos párrafos que suelen preferir su confección entre brillos, pero no entre sombras. Se vuelven grises las letras que, en vena desde hace años, van destinadas a la alegre transmisión de descubrimientos musicales y felices sesiones del noble arte de hacer del sonido un bendito remedio contra muchas cosas. Todo parece perder ese halo satinado y se queda en una escala de medios tonos… Pero es que poco color puede añadirse entre estos márgenes cuando se trata de realizar una despedida tan horriblemente (in)esperada como la suya, la de un talento compartido intergeneracionalmente, la de una voz de tinte y personalidad, la de aquel que, aquí y allende los mares, respondía al nombre de Pau Donés.

Y vaya que respondió. Hasta el último día. Incansablemente. Anteponiendo la valentía a una enfermedad, como fue el cáncer de colon, que lejos de aterrar al joven -¿acaso suman tanto 53 años?- vocalista y alma de Jarabe de Palo hasta el punto de abandonar toda esperanza y colgar los instrumentos entre la estabilidad de la mudez, le llevó a hacer del calificativo de “incurable” un punto de partida hacia la propia –e imagino que no poco polémica- decisión de renunciar a cualquier tratamiento y grabar un último disco.

¿Generosidad? ¿Imposición por gracia “del que controla el firmamento”, como decían Los Planetas? Vida. No hay más. De ahí que su legado termine de completarse –si es que eso es posible cuando una obra sigue tan viva como lo hará la suya- de una manera contundente como el título de, precisamente, ese último deseo que logró cumplir en forma de disco: Tragas o escupes (Tronco records, 2020), un trabajo compuesto por los temas que nacieron durante su “retiro” en Los Ángeles y que empezó a presentarse el pasado mes de abril con Vuelvo, tema que sirvió como declaración de intenciones ante su retorno a la música y como brillante recorrido y reconocimiento de los logros de una carrera que comenzó persiguiendo a La Flaca (1996) para conseguir un beso suyo y que llegó a un séptimo álbum, Somos (2014), con bastantes éxitos –recordemos Depende, Bonito, Adelantando… entre otras grabaciones de estudio- gracias a una garra y un estilo que no permitió que los seis años de parón previo al último capítulo antes citado le castigaran con el olvido.

Con la rima más presente que otras veces, Vuelvo es muy suya. Muy Donés. Muy Pau. Es una canción que encabeza un tracklist de títulos a veces misteriosos, a veces concretos, y sonidos cotidianos con sello y firma característica, sirviendo de prólogo a la musical carta de despedida que teje con el resto de cortes, destacando sobre todos ellos, indiscutiblemente, Eso que tú me das, canción dedicada a su hija Sara y regalo al mundo para agradecer, según afirmó él mismo, “la generosidad que habéis demostrado conmigo, y que siempre ha sido mucha más de la que realmente me he merecido”.

Enmudece un cuerpo, pero no una persona, porque el que fuera referente de músicos y dejara huella entre acordes, pese a la sencillez de una discografía sin artificios y al margen de las modas que marca el consumo cultural, nos seguirá acompañando a través de sus estrofas.

 

 

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